Acerca del documental
El lunes 21 de Noviembre se estreno el documental “Died Suddenly” (“Murió de repente“), que relata los principales efectos adversos reportados en los últimos dos años de las vacunas contra el COVID-19 de los laboratorios Pfizer, Moderna y Astrazeneca.
La película asegura en su tráiler que “presentará la verdad sobre el mayor genocidio masivo en curso en la historia de la humanidad”, y explica que las vacunas al haber sido aprobadas de emergencia no recibieron las pruebas a largo plazo que suelen atravesar las demás vacunas que se aprueban en Estados Unidos.
Esto dejo un enorme listado de efectos adversos, el más preocupante la miocarditis, la inflamación del músculo cardíaco (miocardio), que puede reducir la capacidad del corazón de bombear sangre y en casos extremos, provocar la muerte repentina.
Esto no es una teoría conspirativa ni mucho menos, la propia Agencia Federal de Drogas y Alimentos (FDA) admitió el 25 de junio del 2021 que la miocartidits es un efecto adverso de la vacuna de Pfizer y Moderna. Lo mismo hizo el Centro para Control de Enfermedades (CDC), en abril del 2021, cuando admitió que la miocarditis y la pericarditis son efectos adversos de todas las vacunas con ARNm.
Hacia el final de la película, se abre la pregunta si esto fue un error no voluntario o si fue una decisión para producir la muerte de las personas. “La élite global ha transmitido sus intenciones de despoblar el mundo”, sugiere uno de los entrevistados.
El documental fue producido por el conductor de radio Stew Peters, y dirigida por los cineastas Nicholas Stumphauzer y Matthew Miller Skow. A lo largo de la película, se muestran varios casos de personas famosas que murieron “repentinamente” después de vacunarse, o de algunos atletas que tuvieron que dejar su deporte por problemas de corazón.
En la película, un embalsamador profesional de Canadá asegura que “todas las personas a las que he embalsamado durante el último año tenían coágulos de masa fibrosa, cuando en el pasado solo un 20 o 25% de las personas muertas que llegaban a mí mesa tenían coágulos”.
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